Yell Publicidad Barcelona, de la subcontratación a la calle


Este es el resumen de lo que está sucediendo ahora mismo en la calle Tarragona número 161 de Barcelona donde estas personas estamos trabajando hasta el día 31 de diciembre de 2012. Todos nos presentamos como “Asesores comerciales de Yell Publicidad”, todos vendemos los productos de esta empresa y todos luchamos para mantener a los que llamábamos “nuestros clientes”. La actividad principal de esta empresa es la venta de espacios publicitarios en cualquiera de los soportes que actualmente la empresa pone a disposición de sus clientes. Nosotros vendemos inserciones en Páginas Amarillas papel, Páginas Blancas papel, Páginas Amarillas Online, Páginas Amarillas para móviles, Páginas web en diversos formatos, posicionamiento online en nuestra página, Páginas Amarillas Habladas (famoso 11888 o número de los peluches), Google Adworks….

Nuestras ventas por cliente oscilan entre 40€ y miles de euros ya que nuestra función es precisamente ésa, asesorar a los clientes de cartera para que incrementen lo máximo y lo más duro, convencer a los que no tienen servicios contratados para que contraten. Podría entrar en números, miles de euros exigidos para salvar objetivos, podría entrar en la destrucción de nuestra moral para alcanzar la gloria, en los esfuerzos, sudores y lágrimas de todos los que nos hemos roto los cuernos por nuestra empresa. Voy a puntualizar un detalle, nuestra empresa no es energía, no es GSS y no es Sitel… Nuestra empresa es Yell Publicidad, aunque ahora se haya lavado la cara y se haya puesto una imagen dinámica y moderna para su nueva estrategia que nos deja a todos en la calle. Sí, estas empresas de telemarketing pagan nuestras nóminas, primero pagó Iberphone, luego pagó Atento, luego Teletech, ahora Emergia, Sitel y Gss. Sin embargo, nuestro jefe hasta el último día de nuestro contrato es Yell. Siempre que esta empresa ha cambiado de proveedor ha exigido a sus vendedores en la campaña, por si quedan dudas insistiré: nosotros. ¿Por qué? Porque éramos suyos, estábamos perfectamente formados y adiestrados para combatir las objeciones, conocemos el producto como si fuese únicamente nuestro y sabían que aunque pagaran otros, nos habían convencido que éramos comerciales de Yell.

Yell tiene sus jefes de ventas en las plataformas con nosotros. Estos marcan a las jefas de servicio las pautas a seguir, marcan los argumentarios de ventas, los objetivos a conseguir, los clientes que cada comercial debe gestionar, auditan grabaciones, autorizan incentivos, marcan vacaciones, puentes… Y al final deciden quién sigue y quién se va.

Este último año hasta ahora ha sido un infierno de exigencias y sobre-esfuerzo porque a pesar de la crisis que todos conocemos, los objetivos se debían alcanzar y durante meses la cantinela ha sido la misma. “Se está renovando el contrato marco que Yell mantiene con nuestras empresas y de vosotros depende que se renueve”. Con esta premisa el esfuerzo por parte de todos ha sido inhumano y en balde pues, al final, Yell cierra Barcelona argumentando que va a centralizarlo todo en Madrid debido a los costes y reajustes que están realizando a nivel interno, todo eso en medio de la tormenta política que las elecciones catalanas estaban generando. La plataforma de Coruña se mantiene para continuar dando el servicio a los gallegos y lo de Barcelona se manda todo para Madrid. Los costes en Barcelona y Madrid son similares dado que las dos ciudades son centros económicos importantes y los resultados en ventas son de apenas un punto de diferencia.

Nosotros no lo entendemos e incluso hemos llegado a pensar que puede haber un trasfondo político. Yell es una empresa inglesa y dado el temor a un referéndum para la independencia nos da a pensar que ha sido un punto importante para esta decisión. Si la plataforma de Coruña sigue abierta ya no es una centralización. No nos vale que contraten a cuatro gatos en Madrid para dar el servicio en catalán a nuestras provincias (si es que lo hacen) porque para eso estamos nosotros. Si a Yell le sale caro mantenernos en sus instalaciones, porque es así, nosotros trabajamos en las instalaciones de Yell, bien podía habernos mantenido en la casa de nuestros pagadores con el ahorro de ese coste de alquiler.

La mayoría de los trabajadores llevamos atados a la correa de Yell más de diez años, corriendo al paso del amo de un lugar a otro y meneando el rabo porque nos daba rango de reyes y vida de perros. Sin embargo, ahora nos ha quitado el collar y como somos tan viejos y no llevamos chip no se hace responsables de nosotros, mientras por otro lado los pagadores  que han tenido que asumir nuestras antigüedades como trabajadores subrogados, se lavan las manos y buscan la forma de largar al perro de la manera más económica posible.

Y la bomba explotó a cuatro días de las elecciones y por medio de una estúpida conversación telefónica,  cuando una jefa de ventas de Yell con una inexplicable diarrea verbal cometió la negligencia de no poner bien el silencio en el teléfono. Ignorando que algunas personas de Barcelona escuchaban, empezó a comentar la pena que le dábamos porque todavía no sabíamos que nos íbamos a la calle. Las empresas pagadoras argumentaban que era mentira, un rato después que esa persona no sabía nada, al rato que las negociaciones seguían y ante nuestra exigencia al final admitieron que Yell les había hecho llegar la carta conforme finalizaba la campaña contratada el 31 de diciembre de 2012. Aquí nadie sabía nada, ni empresas, ni las jefas de Yell que estaban en nuestra plataforma, ni los sindicatos pero, eso sí, hay que seguir vendiendo porque la esperanza es lo último que se pierde.

Todos a la calle y punto. Gss ofrece recolocación en Madrid con unas condiciones cuanto menos vergonzosas, Sitel para Sevilla creo y Emergia con la boca pequeña ha dado la posibilidad de Canarias, como si no tuviésemos familia, responsabilidades y vida. La posible indemnización en días es todavía una incógnita dada la insólita antigüedad de los trabajadores que ya viene recogida de empresas anteriores y algunas con más años que la propia empresa como es el caso de Emergia.
Ahora empieza una lucha por nuestros derechos y nuestra dignidad. Esto es una cesión ilegal de trabajadores, nuestro producto existe y se vende, nos excluyen y queremos que todo el mundo lo sepa.

Queremos que sepan que más de cien personas se van a la calle, que la media de edad de estas personas es de entre cuarenta y sesenta años, que muchas de ellas han crecido y convertido en profesionales dentro de Yell Publicidad ahora conocida como Hibu. Que esta empresa no tiene suficientes argumentos para tomar la medida de cerrarnos. Que nuestros pagadores están buscando la forma de darnos la patada de la forma más económica. Que la actitud por parte del pagador y de Yell es de total indiferencia. Que consideramos que hay una falta de transparencia en todo esto por parte de estas empresas e incluso nuestro comité pero, sobre todo queremos que se sepa el malestar, la ansiedad, el miedo y la angustia que estamos pasando todos.

Este texto se ha redactado en castellano para que todo el mundo lo entienda dado que todo se lleva desde Madrid y no queremos que una mala traducción lleve a un gran malentendido. Nuestra finalidad es únicamente dar a conocer nuestra situación de indefensión actual con la esperanza que de alguna manera nos ayude a que se nos dé un trato justo.

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