El control del empleo ejercido por el Estado reduce la economía sumergida en la vendimia


Economía sumergida si, pero cada vez menos. Así afrontan las bodegas de la Denominación de Origen Rías Baixas una vendimia que entre hoy y el miércoles tiene que retomarse de manera definitiva y contundente, pues ya no hay más tiempo que perder y las últimas lluvias ya provocaron demasiados contratiempos.

Todo indica que va a resultar una cosecha espléndida, que van a rondarse los 40 millones de kilos de uva –cifra récord– y que la calidad de la uva sea excelente. Pero es que, además, la presente vendimia se caracteriza también por una disminución de la economía sumergida, o al menos eso dicen algunos bodegueros consultados, que reconocen haber regularizado la situación de muchos de sus trabajadores a causa de la presión ejercida por el Ministerio de Trabajo.

Para efectuar la recolección las 200 bodegas inscritas en Rías Baixas necesitan del trabajo de varios miles de personas, y aunque no todos cobran por lo que hacen, ya que los 6.000 viticultores de Rías Baixas, familiares y amigos más cercanos realizan buena parte de la labor, no es menos cierto que hasta ahora se pagaba a muchos de los temporeros «en negro», o al menos de manera un tanto irregular.

Es verdad que hay empresas que desde hace mucho contratan a su personal, pero también lo es que siempre existió mucha economía sumergida, que como queda dicho ahora empieza a desaparecer gracias a la presión del Gobierno central y las medidas adoptadas para corregir esta tendencia.

Parados que perciben subsidio de desempleo, pensionistas, trabajadores de la construcción, mariscadores e incluso médicos o enfermeras, fontaneros y, en definitiva, empleados de distintos sectores, solían pedir unos días de vacaciones, se ausentaban de sus puestos e incluso recurrían a las bajas por enfermedad para tener tiempo libre y sacar un dinero extra durante la vendimia.

Es un secreto a voces que la picaresca siempre funcionó y que buena parte de los temporeros eran trabajadores o personas con algún tipo de prestación que con la recolección de la uva conseguían un sobresueldo. Esta práctica no está del todo erradicada, pero este año se ha reducido, y mucho.

Cada vez son más los empresarios que contratan a sus trabajadores, y en el caso concreto de la vendimia, muchos recurren al pago de las peonadas o a los contratos temporales para tener en regla a sus trabajadores.

A veces esto significa que se les paga menos que cuando se les entregaba el dinero en negro, pero esta opción permite recurrir a gente que sí necesita el trabajo, que va a conseguir una ayuda económica importante y, sobre todo, que va a tener un contrato laboral, aunque sea muy corto y por el tiempo que dura la recolección.

Un bodeguero consultado ayer explicaba que «si antes a un temporero se le pagaban 7 euros por hora, en negro, ahora se le hace un contrato y quizás cobre 6 euros, pero al menos está asegurado, cotiza a la Seguridad Social y nosotros también estamos más tranquilos».

No es el único que piensa así, pues otro de los empresarios consultados en Rías Baixas manifestaba que «antes se recurría mucho a parados y jubilados, que realmente ya tenían un sueldo mensual pero querían ganar un dinero extra en la vendimia; sin embargo en esta campaña quizás el 90% de los trabajadores ya tengan contrato, pues cada vez hay menos economía sumergida».

FARO ha tenido la oportunidad de hablar, también, con uno de eso trabajadores, quien reconoce que va a cobrar menos que el año pasado, «pero voy a estar cotizando, aunque solo sea durante un par de semanas».

http://www.farodevigo.es/portada-arousa/2011/09/05/control-empleo-ejercido-reduce-economia-sumergida-vendimia/577432.html

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