UGT sostiene que los contratos y las bonificaciones para la contratación recogidas en la reforma laboral establecen “discriminaciones indirectas” hacia las mujeres y complican, más que en el caso de los hombres, sus posibilidades de encontrar y mantener un empleo de calidad
Con la reforma laboral, “las mujeres están más bonificadas para ser esclavizadas”. Así lo ha establecido la secretaria de Organización y de Igualdad de UGT Melilla, Concha López Carrillo, quien cree que esta norma encierra una serie de “discriminaciones indirectas” hacia la mujer trabajadora.
La dirigente sindical ha asegurado que la mayor bonificación que pueden encontrar los empresarios es la resultante de combinar la contratación de mujeres con la de desempleados, por lo que serán las mujeres en situación de desempleo las más contratadas, pero, a juicio de López Carrillo, “en condiciones precarias” y pendientes del despido libre.
Se ha referido, concretamente, al contrato indefinido para fomento del emprendedor, del que dice, “tapa un contrato temporal de un año” porque tiene un período de prueba de doce meses en el que se puede despedir sin indemnización al trabajador.
También ha reparado en el contrato de formación, acerca del cual sostiene que la posibilidad de rotación en la empresa de una persona entre los 16 y los 33 años, “encadenando contratos miserables” que suponen cobrar el 75% del salario mínimo interprofesional o del 75 al 85% del salario establecido por convenio para ese tipo de contrato.
Por último, ha hecho mención al contrato a tiempo parcial. Este tipo de contratos, aseguran, recaen en un 95% de los casos en mujeres, ya que son ellas las que asumen, en su mayor parte, las responsabilidades familiares. La mujer seguirá siendo la principal trabajadora bajo este contrato para el que ahora, señala, “es legal hacer horas extraordinarias” con un límite establecido “en la jornada normal de ocho horas”. La dirigente de UGT cree que esto, además de la “libre disposición del reparto de las horas por parte del empresario”, imposibilita el objetivo de conciliar la vida laboral y familiar. Cabe recordar, añade, que “esas horas extraordinarias no cotizan al desempleo”.
Estos son tres ejemplos de lo que López Carrillo ve como “un desmantelamiento de todos los derechos por los que se ha luchado en los últimos años”, fruto de una reforma laboral “sin fecha de caducidad”. La sindicalista considera que debe “ponerse nombres y apellidos a las cosas para ver el alcance real de medidas” como esta, de la cual dice “se ha hecho sin tener en cuenta ningún estudio de impacto de género”.
La sindicalista también se ha detenido en los efectos de la crisis sobre los sectores laborales más feminizados, poniendo de manifiesto que las mujeres españolas se han empobrecido y tienen más dificultades para acceder a los créditos bancarios por la diferencia salarial y, ahora, por las dificultades laborales que atraviesan.
Respecto a las medidas adoptadas por los gobiernos europeos y por el español, dice que son “gravemente lesivas para la mujer” porque suponen un aumento “del endeudamiento de las economías familiares” y un recorte de servicios sociales, en muchos casos, unidos a las medidas de acompañamiento de la conciliación laboral y familiar. Esto último, concluye, supone que la mujer se vea afectada como empleada mayoritaria de estos servicios –guarderías, canguros, comedores escolares, servicios relacionados con la dependencia, etcétera-, pero también como usuaria principal de los mismos.
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