El centro para personas mayores Reifs Chiclana, situado en la planta superior del Mercado de Abastos, abrió sus puertas en abril de 2010 y, según cuentan algunas de las trabajadoras, «la normalidad en los pagos de las nóminas sólo duró un par de meses».
Desde entonces, «hemos estado cobrando medias pagas, con lo que las nóminas completas se retrasaban hasta tres meses». Además, las pagas extraordinarias, tras incumplirse un primer acuerdo de pagos, «los veníamos cobrando de 50 en 50 euros».
A este ritmo de cobros, según expresaron varias componentes de la plantilla, «es difícil hacer frente a hipotecas, gastos de los niños o el coche». Pero la situación se ha recrudecido para estos trabajadores desde que no han cobrado nada desde el mes de junio. La empresa acumula una deuda media con cada uno de ellos de más de 4.000 euros, desde junio a septiembre.
Tal como cuentan las empleadas afectadas, «la principal excusa de la empresa es que la Junta de Andalucía no les paga lo que les debe». Aún, así ya son varias las denuncias que han interpuesto en la Inspección de Trabajo, de las que nunca han conocido respuesta.
Aunque los ánimos de la plantilla no son los más positivos en los últimos meses, diariamente se cumplen las obligaciones laborales en el centro para mayores de la calle La Caraza. Una rutina en la que las trabajadoras también achacan dificultades como la escasez de recursos, «sólo tenemos una grúa elevadora para levantar a 150 ancianos».
Ante estas circunstancias, ya han sido muchos trabajadores los que han se han decidió a llevar el caso a los tribunales, ante la impotencia de «trabajar todos los días sin cobrar», explican.
En concreto, el grupo de seis trabajadoras que ha acudido a ‘Montiel de Arnáiz Abogados’ llevarán el caso al Centro de Mediación, Arbitraje y Conciliación (CMAC) en próximos días ya que, según explicó el abogado Alberto Parro «enviamos primero un requerimiento por fax a la empresa el martes y no hemos recibido contestación».
Después de este proceso necesario para acudir a la vía judicial para reclamar las cantidades que el grupo Reifs adeuda a los trabajadores, la mayoría de ellos prefiere no cesar su contrato con la empresa porque «no hay otra cosa».

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