Corolario de abusos de ISS Facility Services

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Somos cinco los que trabajamos para ISS Facility Services como “Conserjes” a tiempo parcial y por turnos rotativos. Pertenecemos al grupo de Construcción y Servicios, en el marco de los grupos laborales establecidos por el sindicato de Comisiones Obreras. El grupo laboral tiene convenio propio dentro de la empresa: Auxiliar de Servicios. Básicamente, el contrato indica la prestación de servicios de control de accesos a la empresa cliente: Salvesen Logística S.A. Aunque haré referencia a una situación general que afecta a todos mis compañeros/as de trabajo, escribo esta carta a título personal y en primera persona. El temor al despido o a represalias, así como la normalización de unas condiciones precarias y fraudulentas de trabajo, es la razón del silencio y la pasividad de mis compañeros/as ante los abusos a continuación narrados.
Los turnos son de ocho horas de lunes a viernes, y de doce horas los sábados, domingos y festivos. Por 167 horas trabajadas al mes nuestro sueldo es de 825 Euros. Desde que comencé a trabajar para la empresa ISS, en el mes de abril del año en curso, no he disfrutado del descanso de 15 minutos, no presenciales, estipulado en el estatuto de trabajadores para todas las jornadas que exceden las seis horas. El ritmo de trabajo por la mañana y tarde es “frenético”. Nuestra atención debe ser constante y omnipresente. Aunque la figura laboral del contrato es la de Conserje, las actividades cotidianas involucran la atención de cara al cliente/conductor, el registro de todos los camiones que ingresan y salen de la base en un sistema informático. Las tareas de coordinación y gestión de la base de datos son sin duda la actividad principal, por lo que es trabajo tiene un claro componente administrativo, donde se tienen que revisar albaranes/portes de carga/descarga de transporte de mercancías, al tiempo que se efectúan las tareas de control y vigilancia exigidas. Después de seis horas de trabajo tengo que comer con una mano sujetando un bocadillo y la otra en el ordenador. Mis ojos atentos a todo mi alrededor para no cometer errores. Apunto y escribo en un ordenador mugriento, salgo a sellar precintos y quitarlos con alicate en mano.
No hay ningún agente de seguridad en la empresa cliente, y los sábados y domingos durante los turnos nocturnos, no hay nadie más que uno de nosotros a cargo de todas las actividades de vigilancia (ninguno de nosotros está acreditado para llevar a cabo actividades de seguridad en recintos privados o públicos). A diario tenemos que operar Sistemas Técnicos de Seguridad, como cámaras y tornos con huellas electrónicas. Así mismo, debemos trabajar en colaboración con otros departamentos de la empresa cliente y realizar las gestiones informáticas solicitadas. Con todo ello queda claro que nuestra categoría laboral no se corresponde con las actividades que en realidad llevamos a cabo.
Es curioso que el apelativo que recibimos por el personal de la base sea el de “Seguridad” o “Garita”, al encontrarnos en la Caseta de entrada, cuando nuestra actividad es en buena parte administrativa, como he dicho, junto con las tareas de recepción de visitas y de control de accesos. Con todo ello, el trato que recibimos de manera frecuente por parte del personal de la empresa, así como de sus clientes es claramente ofensivo y acosador. Hay a diario situaciones de maltrato, según un modelo de relación laboral jerárquico a semejanza de un cortijo. Finca amurallada, donde no hay ganado ni sembradíos: sino camiones, tráileres, humo y cemento. En mi caso por ser de origen latinoamericano, he tenido que hacer frente a ofensas y a un trato despectivo por mi origen étnico por parte de chóferes y personal interno de trabajo. En lo personal, he sufrido depresiones y mi estado de ánimo ha mermado a cuadros de ansiedad constantes.
En el mes de agosto de este año 2016, recibimos una formación para la mejor prestación del servicio que corrió por cuenta de la empresa cliente. Se nos informó con antelación de que recibiríamos un curso de formación AIB. A final de cuentas, se trató de una “charla punitiva” por parte de la técnica de prevención de riesgos (Depto. RRHH) de la empresa cliente para indicarnos “todo lo que veníamos haciendo mal”. No hubo tal curso. La persona encargada de esta “formación” uso un tono agresivo y de notable irritación al momento de comunicarnos los protocolos que, según ella, debieron haber sido informados por ISS antes de nuestra incorporación al puesto de trabajo. El coste de esta formación, se nos cobró en nómina el mes siguiente.
A diario recibimos órdenes y directrices por parte de coordinadores y responsables de la empresa cliente: los patronos. En una ocasión, por queja de la empresa cliente, el coordinador y responsable del servicio (ISS) me solicitó –vía WhatsApp- con rudeza y de forma amenazante: “pide perdón para evitar males mayores”, al coordinador del departamento de Mantenimiento de Salvesen Logística a causa de una supuesta falta cometida por mi parte, al no cumplir con una actuación comunicada en el curso AIB, anteriormente aludido. La falta cometida por mi parte estuvo motivada por acatar órdenes recibidas por parte de coordinadores/superiores de la empresa cliente, que no se ajustan a tales protocolos.
Se nos ha negado muchas veces un cambio de horarios por parte de ISS esgrimiendo el argumento de que es la empresa cliente quien decide tales modificaciones, no nosotros. Dentro del servicio debo mencionar que algunos compañeros/as disfrutan de horarios conciliatorios con su vida personal y familiar. Otros, como es mi caso, no podemos acceder a horarios más favorables con nuestra vida familiar y personal. Hay trato discriminatorio para algunos trabajadores, no sé por cuál razón o motivo, en cuanto a la asignación de los horarios y turnos deseados.
Con el objeto de no extender más este corolario de abusos patronales. He de constatar lo siguiente: desde hace más de seis meses sufrimos una situación de total indefensión y vulnerabilidad por ser un grupo laboral sin representación sindical. Hace una semana he puesto una denuncia a través de la sección de Salud Laboral de Comisiones Obreras. Esta primera denuncia apunta al derecho de la pausa o descanso de 20 minutos durante la jornada laboral (tal como se viene practicando en la jurisprudencia de este país). Podría articularse una denuncia más completa: un verdadero paquete de abusos.
Todas las personas merecemos un trato digno como trabajadores/as y la protección de las instituciones creadas para ello. Lo que he contado lo puedo declarar ante cualquier juez, evidenciando el sometimiento de la clase trabajadora y el orden jurídico existente ante el capital empresarial y sus lógicas perversas de explotación.
Todo esto resulta aún más aberrante y absurdo, cuando la persona que se aquí se suscribe, a efectos de hacer pública esta situación, es una persona con estudios superiores a nivel de licenciatura y doctorado por la Universidad Complutense de Madrid. Un científico social que, habiendo obtenido las notas más altas que el sistema educativo español puede conceder, no encuentra empleo mejor que éste.
Soy joven, plenamente bilingüe (inglés-español), y esto es lo que me ofrece el mercado laboral español: abusos, discriminación, desprotección y explotación laboral. En el campo laboral, tal parece que me corresponde como inmigrante latinoamericano un espacio concreto: el de los empleos precarios mal pagados. Sin poder acceder a las altas jerarquías de los altos patronos; constreñido por atávicas asignaciones del orden social, que te cierran el acceso a aquellos campos laborales reservados para aquellos que exhiben con eficacia los signos de la distinción que operan en la reproducción social de las desigualdades.
Aquellos que tienen padrino, como quien dice: se bautizan, los que no a «tragar quina».

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