El amianto o asbesto: un caso de genocidio

Paco Puche. Fuente: rebelion.org.


El amianto como un genocidio impune Paco Báez

Es necesario culminar la construcción social de la  referencia al amianto como  la perpetración histórica de un genocidio. Decir “amianto” (o “asbesto” o “uralita”) debe suscitar en la sociedad  la imagen de unos genocidas y  la de un magnicidio industrial. Hay que contribuir a dar ese paso.

La magnitud  de la hecatombe

Cuando llega el caso, uno tiene un mesotelioma[ii] lo diga la seguridad social o no lo diga, pero las consecuencias son muy diversas. También habrá que explicar el porqué siendo tan clara, y estando tan bien asentada (por la ciencia empírica, reiteradamente validada) la vinculación mesotelioma-amianto siga ocurriendo esta resistencia social e institucional  a su reconocimiento.

Por ejemplo,  un trabajo aparecido en la Revista Española de Salud Pública[iii] en 2004, estimaba que en 1999 se habían producido en España 92.534 casos de enfermedades relacionadas con el trabajo y, sin embargo,  según cifras oficiales solo habían sido 16.188; el 83% de las cifras reales quedaban ocultas. En cuanto a muertes derivadas de enfermedades profesionales, se habían producido 15.264 según el estudio y los registros oficiales solo daban tres casos en este año; el 100% en casos de mortalidad  quedaba oculto.

No solo existe  subestimación en los registros oficiales (dan por enfermedad común la que es profesional), sino que existe un infradiagnóstico  (el tabaco, dicen, es el culpable de una gran  parte de los tumores[iv]. El tabaco como cortina de humo). Por eso las enfermedades laborales tienen escasa visibilidad social. Ésta no  ha sido construida o peleada suficientemente.

La lucha de clases existe, naturalmente, pero la están ganando los ricos, como sentenció el magnate Warren Buffett.

En el caso de España se trata del país europeo que menos asbestosis registra como enfermedad profesional: 35 veces menos que Alemania, 21 veces menos que Bélgica y 15 veces menos que Francia e Italia en el año 2000. E igualmente, para el caso de cáncer, Noruega reconoce 183 veces más cáncer causado por el amianto que España y Dinamarca 133 veces más, Francia 124 veces más e Italia 41 veces más que España[v]. Dándose el caso que el consumo de amianto en España ha sido mayor que en algunos de esos países. Solo respecto a  Alemania el consumo ha sido tres veces menor y menos de dos veces en el resto de los que la han sobrepasado (Francia e Italia). En España se ha peleado muy poco el asunto del amianto.

Según un estudio de Kogevinas[vi] y otros de 2008, los cánceres laborales por exposición laboral reconocidos oficialmente  en nuestro país representan entre un 0.1 y un 0.2 por ciento de todos los estimados, un porcentaje 40 veces inferior que en países industriales similares a España, aunque representen más del 50% de las muertes por enfermedad laboral, unas 8.647 muertes en 2004[vii]

Pero si nos adentramos en los cánceres profesionales debidos al amianto la nebulosa se densifica, pues no hay registros históricos de esta enfermedad. Partimos de los datos del OMS que ha afirmado que “el amianto es uno de los cancerígenos ocupacionales más importantes y provoca alrededor de la mitad de las muertes por cáncer profesional”[viii].

Con todo lo dicho, y los estudios de los que hemos partido, podemos resumir para el año 2002 como sigue:

Total de muertes en España por cáncer: 27% del total de fallecidos, que suponen 98.000 personas. De ellos, procedentes de exposición laboral: 4% en los trabajos de Doll[ix] (muy criticados), y 8% en los trabajos más completos de los finlandeses Nurminen y Karjalainen. Nos daría 3.911 y 9.240 muertes respectivamente[x]. De ellos, cánceres laborales debidos al amianto: más del 50%: 1955 y 4.620 muertes respectivamente.

Todo ello lo sintetizamos en  la siguiente tabla:

España

 

2002

Totales

 

100%

Por cáncer

 

27%

Cáncer laboral, muertes según Doll: 4% Cáncer laboral muertes según Nurminen[xi]:  8% Cáncer  amianto muertes :50%  laboral OMS
Muertes 362.963 98.000 3.911 9.240 1955 ó 4.620

Una primera conclusión. Si más del 50% de todas las muertes por enfermedades laborales se deben a algún tipo de cáncer y la mitad, a su vez, de todas las muertes por cánceres laborales se deben al amianto, se concluye que en la actualidad, y por muchos años, el 25% de todas las muertes laborales por enfermedades profesionales son, y lo seguirán siendo, a causa del amianto[xii]. Al estar prohibido en España se deben a la exposición laboral de los últimos cincuenta años y a la exposición que aún tienen muchos trabajadores y usuarios al amianto instalado y no retirado, o al retirado sin condiciones de seguridad. No hemos contabilizado las muertes por exposición doméstica y ambiental por el amianto que suponen entre un 25% y un 30% de las causadas laboralmente.

Segunda conclusión: si en un solo año, 2002, se producen entre 1960/3920 muertes por cáncer debidas al amianto, teniendo en cuenta  la mortalidad doméstica y ambiental y las muertes por asbestosis, se puede decir que en España la epidemia el amianto  producirá un saldo de víctimas mortales entre 75.000 y  100.000, sumando las habidas y las por haber[xiii]. Amén de  los pacientes de dolencias menores que serán otras tantos decenas de miles.

Estos números de víctimas se pueden obtener a partir del dato de  importación del amianto en España durante el siglo XX. Los trabajos de  Tossavainen[xiv] para todo el mundo, establecen una especie de regla sencilla para averiguar la relación entre el consumo de amianto y la aparición de mesoteliomas. Propone que por cada 130 Tm de consumo de amianto se producirá una muerte por  mesotelioma (cáncer específico de la pleura o del peritoneo).

En el caso de España como se han importado 2.6 millones de Tm en 100 años, le corresponden un total de unas 18.500 muertes por esta enfermedad. Como el propio Tossavainen sugiere otra regla sencilla[xv] para relacionar mesotelioma con cáncer de pulmón a causa del amianto, de dos muertes (valor alto) por cáncer de pulmón por cada mesotelioma, le corresponderán unas 37.000 muertes por cáncer de pulmón. Añadiendo las muertes por asbestosis (por cada cinco cánceres dos asbestosis), y los infradiagnósticos, la cifra avanzada de entre 75.000 y 100.000 muertes en total[xvi], puede no resultar exagerada[xvii].

En cuanto a la dinámica de aparición de las enfermedades y fallecimientos, el siguiente cuadro[xviii] nos da una idea global del panorama para diversos países y solo para el mesotelioma, que es la enfermedad más característica del amianto:

País Fecha prohibición Pico muertes mesotelioma Fecha fin de muertes (+50 años prohibición)
Italia 1992 2015 2042
Holanda 1993 2020 2043
Alemania 1993 2015 2043
Suiza 1994 2018 2044
Francia 1996 2020 2046
Reino Unido 1999 2018 2049
España 2002 2015-20 2052

El “pico” de las muertes por mesotelioma,  depende   del periodo de latencia y del pico de consumo (c.1975), y es el año en que los fallecimientos terminan su ascenso y cambian la curvatura, para empezar a descender hasta 50 años después de la prohibición en el país de que se trate. Así, para España hasta 2015-2020 tendremos incrementos de muertes, y hasta 2052 seguirán las víctimas pero ya en descenso.

El siguiente gráfico para USA muestra las curvas “normales” (o curvas de Gauss) para el consumo interno de amianto y la relativa a mesoteliomas observados y esperados. Como se ve tienen un desfase en torno a  cuarenta años. Los  máximos de consumo tuvieron lugar hacia 1966-76 y el pico de la enfermedad (para hombres, que supone en torno al 80% del total) tendrá lugar en la meseta de los años 2006-2016. Y seguirán las muertes hasta 2050.

Para todo el mundo,  y contabilizando la producción de amianto hasta el presente, se puede decir que hablamos de haber manejado y dispersado  unos 200 millones de toneladas. Pues bien, extrapolando las sugerencias contables de Tossavainen,  eso no da un número de víctimas aseguradas entre 6 y 8 millones de personas en todo el mundo.

Pero si la producción y consumo en los mercados emergentes continúa como en la actualidad (2,5 millones de producción por año), la cifra de muertos por asbesto puede llegar a 10 millones en 2030, según el doctor James Leigh, director del Centro de Salud Ocupacional y Ambiental de la Escuela de Salud Pública de Sidney, Australia. Estas  son las dimensiones  de la hecatombe[xix].

La dimensión meramente monetaria del problema no deja de ser de enorme magnitud. Según cálculos de Robinson y Lake[xx] en Estados Unidos los costes previstos solo de compensación a las víctimas, sin incluir los sanitarios ni el desamiantado, alcanzarán  los 200 mil millones de dólares. Y para Europa, los mismos costes, alcanzarán 80 mil millones de dólares. Hay que tener en cuenta que durante el desastre de la Torres Gemelas se ha estimado que hayan podido  estar expuestos  unos diez millones de neoyorquinos, pues el polvo cargado de amianto llenaba el aire[xxi]. Ahí tenemos  una fuente de futuras enfermedades.

Periodo de latencia

Esta frase designa el tiempo que media entre la primera exposición al amianto y la aparición de la enfermedad derivada de ella. Es aquel en que la enfermedad está  dormida pero progresando lentamente. Para el caso del mesotelioma (el cáncer específico del amianto) este tiempo se cuenta, por término medio, en torno a los 40 años. Pero ¡ojo! puede llegar en algunos casos hasta los 75 años y en otros  empezar a los 14[xxii].

Estas cifras significan que una vez prohibido el uso del amianto en un país perdurarán sus efectos hasta más de cuarenta años después, y en algunos casos hasta más de setenta. Esto, si en esos tiempos se ha procedido al desamiantado completo de las millones de toneladas instaladas y dispersas, porque si no la persistencia de ellas entre los ciudadanos  es una fuente de nuevas enfermedades y muertes. Como la prohibición o desuso en los países industrializados (Europa, EEUU, Japón y Australia) tuvo ya lugar en los noventas, el consumo a partir de entonces se ha instalado en los países emergentes (China, India, Brasil y Rusia), y se hace a un ritmo de 2.5 millones de toneladas/año, la mitad que en los mejores tiempos del consumo de los países industrializados, pero mucho aún. Por ello, cuando estos países vayan haciendo las prohibiciones necesarias y los desamiantados pertinentes  la condena del amianto les durará 50/70 años más como poco.

 Sea que como el amianto empezó a utilizarse de manera industrial  en 1900, podemos llegar al año 2100 con la presencia del amianto aún haciendo de las suyas. ¿Es o no es un genocidio?

Acerca del genocidio

Como mantiene Alejandro Teitelbaum[xxiii]  “es posible invocar ante los tribunales como derecho vigente el artículo 7 (crímenes contra la humanidad) del Estatuto de la Corte Penal Internacional (Roma 1998) contra dirigentes de sociedades transnacionales, en particular el inciso 1 apartado k): ´otros actos inhumanos que causen grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física´…o el artículo II, inciso c) de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio: ´sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial´”.

Para que haya genocidio, según la ley internacional, tienen que darse pues tres condiciones: intencionalidad, destrucción física o grandes sufrimientos sobre un grupo, y carácter sistemático.

Sobre el dolor y el daño grupal e industrial ya hemos argumentado suficientemente en el apartado anterior titulado “la magnitud de la hecatombe”. Nos queda indagar sobre  intencionalidad y sus agentes.

Vaya por delante que durante el siglo XX (en la actualidad ya no es así) unas cuantas familias y unas pocas empresas han detentado el oligopolio del amianto en el mundo. Cuatro familias europeas (Schmidheiny, Emsens-de Cartier, Cuvelier y  Hastcheck) y tres empresas (Eternit, Turner &Newall  y Johns Manville) han manejado este mineral desde Europa y  EEUU en comandita. De forma más secundaria, la familia March en España y la empresa francesa Saint Gobain en Latinoamérica han sido también protagonistas y responsables junto a otras entidades más pequeñas.

La intencionalidad se puede concretar en varios apartados.

Lo primero que hay que resaltar es que ya en  1929 se constituye el cártel de la SAIAC (Sociedad asociada de la industria del amianto-cemento), en la que participan empresas belgas, francesas, alemanas, austriacas, húngaras, checoslovacas, holandesas, inglesas, españolas, italianas y suizas, bajo la dirección de estos. Por un documento desarchivado de la Turner &Newall se conoce que:

“Los objetivos del Cartel son entre otros:

“El Intercambio de conocimientos técnicos; establecimiento en Suiza de un Instituto de Investigación para toda la industria del amianto-cemento; la fundación de nuevas industrias en países neutros; la organización de asuntos concernientes a las exportaciones; la estandarización de la cualidad de los productos y la reducción de los productos inútiles y la asistencia mutua para el aprovisionamiento de materias primas en las mejores condiciones.

La posición europea del amianto-cemento es así racionalizada y nosotros  esperamos obtener grandes beneficios gracias al mejoramiento técnico y económico Esta Liga de Naciones en miniatura tiene por delante un gran porvenir, porque está basada en el principio de asistencia mutua que reemplaza la atmósfera anterior de desconfianza y suspicacia”[xxiv]

En 1985, la SAIC cambia su nombre por el de Amiantus, sin dejar por ello de estar en manos de los magnates suizos del amianto y sin dejar el lobby.

Pero antes, en 1978, el grupo suizo funda la Arbeitskreis Asbest con el fin de influir sobre la opinión pública y hacer de lobby para impedir la clasificación del amianto en la categoría de toxicidad 1, que les hubiese dificultado enormemente la venta. Logran detener la clasificación cerca de diez años. Se disolvió el lobby en 1994 cuando ya en Europa avanzaban los países que estaban prohibiendo el uso del amianto.

Así controlaron no solo el mercado sino la información y la recepción pública y legal  de la toxicidad del amianto.

Porque de la letalidad del amianto se sabía desde épocas muy tempranas. Por citar fechas y episodios muy llamativas diremos que:

–          En 1906, en Londres,  el médico H.  Montague proporciona la primera evidencia concluyente  de una asbestosis, enfermedad relacionada con el polvo de amianto

–          En 1930,  Merewether[xxv] deja bien establecida  la relación entre los polvos de amianto y la asbestosis.

–          En1955, Doll[xxvi], a quién nos hemos encontrado más arriba pasándose después a la  industria, establece la relación del amianto y el cáncer de pulmón.

–          En 1960, Wagner[xxvii], deja bien establecido la relación de la exposición al amianto con un  cáncer específico de la pleura, el mesotelioma, e introduce por primera vez la   exposición ambiental  como situación de riesgo.

–          En 1965 Selikoff[xxviii] y su equipo confirman de forma inequívoca la letalidad del amianto.

–          En 1977 la IARC (Agencia de investigación del cáncer de la OMS) establece que todas las fibras de asbesto pueden producir mesotelioma y carcinoma de pulmón.

A pesar de todo el conocimiento acumulado en el siglo XX, no es hasta 1992 por parte de los suizos (Stephan Schmidheiny que con el fin del apartheid abandona  Sudáfrica), y hasta 2004 por parte de los belgas, las dos familias más importantes en el negocio, que no cesan en la producción de amianto.

Por todo ello, y esta es la prueba más contundente de la intencionalidad de los industriales, es en Turín con motivo del juicio a las familias suizas y belgas, en 2012 y 2013, (en las personas de Stephan Schmidheiny y el barón belga  de Cartier), por la demanda de dos mil muertes y cerca de mil afectados, que se condena, en primera y en segunda instancia, a uno de los demandados a penas de prisión de 18 años de cárcel y a millonarias indemnizaciones (el barón ha muerto antes y ha quedado exento). La sentencia los condena por “desastre ambiental doloso permanente”. Doloso, es decir, intencionado.

La intencionalidad ha quedado demostrada en el propio proceso. Como he relatado en otro lugar[xxix] a propósito de este juicio se puede decir que “con mucho, lo más importante ha sido el descubrimiento de que Stephan Schidheiny tenía perfecto conocimiento de la letalidad del trabajo con amianto y que a pesar de eso continuó con el negocio. En efecto, el tribunal ha demostrado cómo en la conferencia de Neuss celebrada en Alemania en 1976, S.Schmidheny, ante una audiencia de unas 30 personas todos ellos gerentes de sus empresas Eternit en Europa, dijo que él sabía que el asbesto era nocivo y peligroso para la salud, que ellos debían ser conscientes de ello pero que si otras personas se hacían también conscientes tendrían que cerrar o tomar medidas económicas al respecto. Por lo tanto advirtió  a sus directivos que había que medir muy bien el tipo de información que se daba, decir que el asbesto no era perjudicial y que, en cualquier caso, no causaba la muerte dado que su riesgo podía ser controlado. Por ello, obviamente,  la sentencia le acusa de desastre intencionado”. Por esta razón el Presidente del Tribunal ha comparado a Schmidheiny con Hitler.   En efecto,  durante la tercera audiencia celebrada el 19 de febrero de 2013, el juez Ogge comparó la estrategia de Eternit con la estrategia nazi de deportar judíos a Madagascar (1939 a 1941), un plan que más tarde fue reemplazado por las deportaciones a los campos de exterminio. La prensa era muy contundente en sus comentarios, decía: “paralelo entre Schmidheiny y Hitler”. Así lo recogía la Stampa de Turín al día siguiente de las declaraciones del presidente del tribunal.

Si todo esto no es un genocidio que más habrá que hacer   para merecerse este nombre terrible y las consecuencias de tal calificación.

De algunos genocidas sabemos los nombres: escrachémoslos

Ya los hemos ido mencionando, pero para que quede constancia estos son: Sthephan Schmidheiny, el barón Luis de Cartier, algunos miembros de las familias Emsens, Cuvelier y Hastcheck,  igualmente  de la familia March y, en general, los accionistas anónimos de las grandes empresas mencionadas, así como los responsables de la empresas públicas y privadas de países altamente consumidores de amianto (y que siguen en la actualidad) como han sido la URSS-Rusia y China Son los principales responsables y los que deben pagar moral, civil y penalmente por sus horrendos delitos de genocidio.

Las líneas rojas de sangre, mentiras  y lágrimas que no debemos atravesar los movimientos sociales

Vienen disfrazados de verdes, vienen ocultos en los patrocinios y en las fundaciones, incluso hacen algunas obras de caridad/filantropía y enseñan capitalismo compartido, pero son ellos: aquellos que a cuenta de la sangre de millones de víctimas se han enriquecido y huyen del polvo mortal del amianto que los atormenta: es la fundación AVINA (de Stephan Schmidheiny) que cuenta como a su más estrecho aliado y financiado a la fundación Ashoka: AVINA/Ashoka es la línea roja de sangre, mentiras y lágrimas que no debemos atravesar bajo ningún concepto…; y nos referimos también a sus necesarios colaboradores y a las entidades que estando o habiendo estado vinculadas a ellos,  no han rectificado públicamente, no han repudiado a estas fundaciones y no han devuelto la financiación recibida hasta el momento. Están otorgando.

A título meramente representativo, que no exhaustivo, nos referimos a la Fundación Nueva Cultura del Agua, a CIFAES de Amayuelas, a la Universidad Rural Paulo Freire, a la SEO, a Fe y Alegría, de los jesuitas, a Pedro Arrojo, a Sandra Benveniste, a Jerónimo Aguado, a Xavier Pastor, a Víctor Viñuales, a Ecodes y a Leonardo Boff, todos ellos han contado, o siguen contando, con la colaboración estrecha de AVINA /Ashoka y/o fondos de la citada fundación. No solo ellos.

El magnicidio del amianto es de tal envergadura que no caben ante él ni ante sus epígonos medias tintas: solo cabe la condena y el rechazo sin paliativos.

Esa es una clara línea roja. Si esta no es ¿Cuál otra pueda exhibir más merecimientos?

Mantenernos en la duda nos sitúa en la senda del “todo vale.”


[i]  Del título del libro de Paco Báez,  El amianto: un genocidio impune. En preparación

[ii]  Mesotelioma es una enfermedad producida casi exclusivamente por la exposición al amianto. Decir mesotelioma (cáncer de pleura o peritoneo) es señalar sin pestañear hacia el amianto.

[iii]  García, A., Gadea, R. y López, V. (2007): “Estimación de la mortalidad atribuible a enfermedades laborales en España. 2004”, Revista Española de Salud Pública,  v.81, mayo-junio

[iv]  Según el estudio clásico de Doll y Peto de 1981 al tabaco se atribuía el 22% de las muertes por cáncer y a las exposiciones profesionales solo un 4%. Este trabajo ha sido fuertemente criticado y considerado obsoleto. Ver en Robin, o.c. pp. 275 y ss.

[v]  García, M. (2013): El problema del amianto en España. Arch Prev Riesgos Labor 2013;16 (1)

[vi]  Kojevinas y otros (2008): “ Estimación e la incidencia de la mortalidad por cáncer laboral en España, 2002”, Archivos de Prevención de Riesgos Laborales, 2008, 11

[vii]  García, a., Gadea R. y López, V. (2007): o.c. tabla 2

[viii]  OMS, “Eliminación e las enfermedades relacionadas con el amianto. Nota descriptiva 343, septiembre de 2006, en: http://whqlibdoc.who.int/hq/2006/WHO_SDE_OEH_06.03_spa.pdf

[ix]  Doll, R., Peto,R. “The causes of cancer: quantitative estimates of avoidable risk of cancer in the United States todoy” J.Natl.cancer Inst., 1981; 66.

[x] Kogevinas (2008), o.c. p.182

[xi]  Nurminen,M. Karjalainen: Epidemoliogic estimated of the proportion of fatalities related to occupacional factors in Finland. Scand. J Work Environ Health, 2001; 27

[xii]  Con relación al total de muertes, el amianto representa el 1.08% de todas ellas para ese año (8% de 27% = 2.16%; 50% de 2.16% =1.08% )

[xiii]  Anexo aritmético aproximativo: De 1960 a 2001 España importó el 95% del amianto (2.418 millones Tm). La media en 41 años fue de 59.000 Tm/año y la moda en torno a 40-60. En 2002 las muertes se deben al amianto importado entre 1962-65 (entre 40 y 50 Tm por año), luego, el número de muertes puede ser más o menos  representativo de la media. En el supuesto de Doll (4%), el número de muertes en siglo XX por amianto sería 41*1960= 80.360 y si tomamos a Nurminen (8%, el doble) = 160.720. Damos, por ello, para el extremo superior una cifra intermedia = 100.000 muertes por amianto en el siglo XX, en España.

[xiv]  Tossavainen, A. (2008): El asbesto en el mundo: producción, uso e incidencias de las enfermedades relacionadas con el asbesto. Inst. Finlandés de Salud ocupacional. Ciencia y Trabajo, año 10, número 27

[xv] Hay otras reglas: Peto, o.c. establece la relación 1.6:1; Takala (Asbestos-Chrysolite. Parlamento Europeo. 30.6.2011) introduce la regla de Finlandia de  4-5:1; Omenn y otros (1986) la relación 2-3:1

[xvi]  Cárcoba, A, Báez, F. Puche, P. (2011): El amianto en España: estado de la cuestión. Rebelión. Octubre.

[xvii]  Comparando con Australia, un país que según datos del Virta ha consumido entre 1920-2003 un 64% respecto a España y ha calculado muertes por mesotelioma hasta 2020- Leigh y Driscoll- alrededor de 18.000 personas, el dato para España de 18.500 muertes por mesotelioma resulta muy a la baja.

[xviii]  Roselli, M (2010): La mentina del amianto. Fortunas y delitos, Málaga, ediciones del Genal.

[xix]  Igualmente en  Joseph LaDou (20049: The asbestos cancer epidemic, Environmental perspectivas, marzo 112(3)

[xx]  Robinson, BW., Lake,RA. (2005). Advances in malignat mesothelioma. N Engl J Med 2005; 353

[xxi]  Roohi Ismail-Khan y otros (2006): Malignat pleural mesothelioma: a comprehensive review. Cancer Control 2006, 13 (4)

[xxii]  Bianchi, C. y otros (2001): Asbestos Exposure in Malignant Mesothelioma of the Pleura: A Survey of 557 Cases. Industrial Health 2001, 39, 161–167

[xxiii]  Teitelbaum, A. (2010): La armadura del capitalismo. El poder de las sociedades transnacionales en el mundo contemporáneo, Icaria, Barcelona. p.290

[xxiv]  Ruers, Schouten et Iselin (2005): “Eternit le blanchiment de lámiante sale”, (CAOVA), p. 23 y 29

[xxv]  Merewether, E. and Price, C. (1930): Report on the effects of Asbestos Dust on the lungs and Dust Suppression  in the Asbestos Industry ,London: Her Majesty’s Stationary Office.

[xxvi]  Doll, R., (1955 ): “Mortality from lung cancer in asbestos workers” British Journal of Industrial Medicine 12.

[xxvii]Wagner, J.C., Sleggs, C.A. and Marchand, Paul, (1960): “Diffuse Pleural Mesothelioma and Asbestos Exposure in the North Western Cape Province”, British J.of Industrial Medicine 17.

[xxviii]  Selikoff, Irving et alii (1965),  “The Occurrence of Asbestosis Among Insulation Workers in the United States”.  Annals  of the New York Academy of Science, 1965, vol. 132, pp. 139 y ss.

[xxix]  Puche, P. (2013): Stephan Schmidheiny, magnate del amianto y fundador de AVINA, desmontado. Rebelión, agosto de 2013

 El amianto o asbesto: Un caso de genocidio. Paco Puche. PDF.

Imprimir | PDF
Recibe notificaciones para seguir el debate:
Notificarme vía email si hay
guest
1 Comentario
Más recientes
Más antiguos Más votados
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios