Cuando la nómina es invisible


Trabajadores de empresas tan dispares como Dhul, Clece, el Hotel Luna o Armisad están protagonizando una película en la que nunca hubieran querido participar. Un largometraje que habla de impagos, de horas interminables sin remuneración alguna y de luchas laborales que los han puesto en el ojo del huracán de la sociedad y de sus propios jefes.

El trabajar y no cobrar por ello se ha convertido en el día a día de muchos granadinos que durante mucho tiempo, por el miedo a perder el empleo, han silenciado estos casos. Afortunadamente, algo ha cambiado y durante estos últimos años las consultas, visitas y reclamaciones a gabinetes jurídicos y técnicos como el del sindicato de UGT se han incrementado un 40%.

El aumento ha sido tal que Miguel Pérez, responsable del gabinete técnico de UGT, afirma que si hay pregunta estrella en esta época es «Mi empresa no me paga y así no puedo seguir. ¿Qué hago?». Tristemente, la respuesta no es sencilla y como dice el abogado «depende mucho de las situaciones personales».

Y es que no todo el mundo entiende que una persona siga trabajando cuando lleva meses sin cobrar. Muchos pensarán que «para no cobrar, dejo el trabajo». Pero no.

Dar un portazo, quedarse sin empleo y, además, sin un resquicio legal que pueda avalar al trabajador en caso de juicio no suele ser la opción más recomendada. Especialmente, explica el técnico, porque en la mayoría de los casos, los afectados tienen familia a su cargo y necesidades económicas a las que hacer frente que les impiden abandonar. Aún así, Pérez cuenta que ante una situación de impago, hay varias salidas legales.

La primera sería acudir e interponer una denuncia ante la Inspección de Trabajo para hacer que se cumplan los derechos del trabajador, en este caso, su derecho al salario además de lo pactado en el convenio de los trabajadores.

El asesor subraya que si los impagos se alargan y superan el tercer y cuarto mes, la paciencia de los empleados llega a su límite y es entonces cuando se plantean dejar el trabajo, para lo que se recomienda interponer una demanda que resuelva de manera contractual y voluntaria su relación laboral. «Se solicita a un juez que se autorice la rescisión del contrato para que no se entendiera como una renuncia del puesto de trabajo y, al menos, el empleado tenga derecho a la prestación por desempleo con todas las garantías».

No hay que olvidar que en el complicado camino que supone estar trabajando sin cobrar, los empleados cuentan con la labor sindical. «Nuestra intención es hacerlo todo bien ya que si los trabajadores incumplen las normas en su empresa pueden tener sanciones disciplinarias y perder parte de sus beneficios, es decir, que sólo se quedarían con la prestación por desempleo pero sin indemnización».

Miguel Pérez comenta que a este tipo de situaciones el trabajador se puede enfrentar al problema solo y poner la denuncia de manera individual o a través del comité o de los delegados de personal del sindicato que lo represente. «Son casos complicados y normalmente quieren estar arropados». Al final, son pocos los que se atreven a poner una denuncia solos. En realidad, como cuenta el asesor, a pesar de las penurias que están viviendo, lo último que quieren los afectados es perder su empleo y, evidentemente, si no tienen liquidez ni tienen ganas ni pueden costearse un abogado que los defienda.

Así las cosas, la lucha, las protestas, las manifestaciones y finalmente, la negociación laboral es la única salida que puede dar un poco de luz al túnel, siempre y cuando, el túnel no acabe en un despido.

http://www.granadahoy.com/article/granada/1171256/cuando/la/nomina/es/invisible.html

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