«Me dijo que mi trabajo consistía en desnudarme»


«Va el señor y dice que me desnude y que pase a la habitación. Le dije que venía por lo del trabajo y el contestó que en eso consistía el trabajo, que solo quería masturbarse estando yo delante». Cata, una mujer latinoamericana, tuvo que soportar esta vejación en uno de los primeros trabajos que consiguió en el País Vasco. La situación está recreada en una fotonovela que el Gobierno vasco ha elaborado para denunciar las agresiones sexuales a las mujeres inmigrantes empleadas en labores domésticas.
Con motivo del Día Internacional de Lucha contra la Violencia de Género, el próximo domingo, este peculiar ‘cómic’ forma parte de una campaña dirigida a las extranjeras para sensibilizarlas sobre su derecho a vivir una vida libre de violencia, entendiendo que su vulnerabilidad solo disminuirá si «se sienten apoyadas y se reconocen sus esfuerzos» por enfrentarse al acoso sexual. La decisión de elegir el formato de fotonovela obedece a que se trata de un producto «cercano a sus tradiciones», señala Mariola Serrano, directora de Atención de Víctimas de la Violencia de Género, en cuya página web se pueden ver todos los relatos. Además, entiende que «la imagen fotográfica da fuerza a la hora de plantear situaciones cotidianas».
Todas las escenas están basadas en testimonios reales narrados por veintiséis mujeres inmigrantes que han aceptado colaborar en una investigación sobre la realidad de las agresiones sexuales a este colectivo en Euskadi. El relato arranca cuando Carolina, una mujer latina afincada en una ciudad vasca desde hace siete años, habla por el ordenador con su hermana pequeña, Vanesa, quien le dice que también quiere emigrar a España. Carolina le pone muchas pegas porque no quiere que pase por lo que ella ha tenido que pasar. Al día siguiente, la mujer cuenta a sus amigas la conversación con su hermana. Y cada una va ofreciendo su testimonio, cada uno más desgarrador que el anterior.
«No me esperaba esto»
«Yo no me esperaba que me miraran así…», comenta una de las protagonistas de la fotonovela. «Se piensan que somos sumisas y que vamos a aceptar a cualquier baboso por conseguir papeles», añade Rosi. «Yo puse un anuncio en la calle para hacer trabajos de limpieza en casas o cuidar viejitos y ¡Dios mío! Ya en la primera llamada uno me preguntó cuánto cobraba la hora, cuando dije el precio, me dijo que me pagaba eso y más por acostarme con él», se desahoga Joceling. La experiencia de Jamila es idéntica: «A mí me llamaban haciendo ruidos sucios y me mandaban mensajes diciéndome si quería limpiar en ropa interior», comenta.
Historias tan sórdidas como las anteriores – «¿Estás con frío no? Ven que te caliento»-, y peores -«Tienes que masturbarle para que se tranquilece»- se van sucediendo con un único fin: ofrecer a las mujeres un espejo en el que puedan sentirse reflejadas, para que contacten con los servicios de atención a las víctimas de la violencia de género.

http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20121122/pvasco-espana/dijo-trabajo-consista-desnudarme-20121122.html

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