Mercadona y la esclavitud de sus interproveedores

Anitin: su política laboral como interproveedor de Mercadona

Anitin es un interproveedor que fabrica productos en exclusiva para Mercadona. Es conocido por sus panes especiales como el pan de pipas, de cacahuete, cereales, pan con tomate, con ajo, etc. El propietario de esta empresa aparece en el programa de Salvados hablando sobre el fenómeno Mercadona y destacando sus bondades. Pero del dicho al hecho, hay un gran trecho.
En esta empresa, las horas extras no son obligatorias, pero si quieres renovar contrato es preferible que las hagas. Exceden drásticamente el límite de horas máximas permitidas por ley, en un año. No especifican el total de las horas extras realizadas ni figuran como tal en la nómina. Muchas veces no cumplen con las horas mínimas de descanso entre jornadas laborales. Es aconsejable que no cojas varias bajas laborales. Y todo esto bajo un mismo precepto:
Mercadona estipula un precio para el producto y la empresa, para poder cumplirlo es necesario trabajar en estas condiciones. Por lo que las condiciones laborales de Mercadona se extienden como un virus a los trabajadores de los interproveedores, para que éstos puedan mantener el precio acordado con ella.
Mercadona parece que sea el eje del mal, de las malas condiciones laborales, de las malas prácticas empresariales con interproveedores, de los agricultores, y ahora también de los trabajadores que fabrican sus productos. Su sistema de trabajo, me parece un método envenenado para el futuro de una sociedad prospera e igualitaria. Los seres humanos hemos pasado a convertirnos en dígitos numéricos como si estuviéramos en el display de una calculadora. Y cuanto menor sea ese número, mejor trabajador eres al disminuir el coste. Vivo por ella, seria la canción adecuada para Anitin, porque es para lo único que viven sus trabajadores. Ni amores, ni hijos, ni vida familiar, ni deporte, ni ocio, ella tiene todo lo que nunca soñé querer tener, pretende que sea mi único amor y es el tipo de trabajo que nunca desee tener. Aunque yo también sé que ella no me quiere a mí, y que juega conmigo. Siempre pretende a ver si me engaña con su táctica, como si yo fuese tonto y por si acaso, en su historia siempre acaba siendo el malo el trabajador. Sólo hace falta que nos llame terroristas, como lo hace Mercadona a los trabajadores que no claudican a sus pretensiones.

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