El delgado hielo de la vida actual: «Sorry, We Missed You»

Por César de Vicente Hernando, colaborador de ABP


Falsos autónomos, explotación de los cuidados, jornadas de 14 horas y vidas dañadas en Lo siento, te extrañamos, la última película de Ken Loach.
El delgado hielo de la vida actual: «Sorry, We Missed You»
Fotograma de Sorry, We Missed You

Sorry, We Missed You (Lo siento, te extrañamos) es una película de 2019 dirigida por Ken Loach y cuyo guión realiza Paul Laverty. Este retrato en gris de una familia obrera británica, sin conflictos excepcionales pero reales; sin problemas psicológico intensos, pero concretos; sin deseos extraordinarios, pero determinados, nos muestra -en paralelo- los dos trabajos en los que se sostienen, y por los que peligra, las vidas de Ricky y Abby: uno, en una empresa de reparto, camuflado bajo la falsa etiqueta de autónomo, transporta paquetes 14 horas al día, en condiciones de angustia por cumplir los tiempos establecidos y con la necesidad imperiosa de recuperar el dinero invertido en una furgoneta que ha tenido que comprar para poder realizar ese trabajo. La otra, en una empresa de cuidados, atendiendo a personas que no se pueden valer por sí mismas, hace visitas 14 horas al día, en condiciones de angustia por querer cumplir con todas las personas que tiene asignadas y con la necesidad de descansar, ya que tiene que hacer todas estas visitas en autobús, dado que ha aceptado vender el coche que utilizaba para ellas para que Ricky pudiera dar la entrada de la furgoneta. En efecto, a diferencia de ingresos, todo se lo lleva el de mayor cuantía.

Fotograma de Sorry, We Missed You

El trabajo en la cadena de distribución, cuya dinámica es idéntica a la cadena de montaje, está aquí mistificado por una palabra: autónomo, que oculta la idea de trabajo auto-explotado. Esto queda claro desde el comenzó de la película: en negro, y durante la secuencia de apertura, escuchamos la voz de Ricky declarando que ha hecho de todo y que lo dejó porque siempre tenía a alguien encima. Su deseo es trabajar por su cuenta y ser su propio jefe. No ha cobrado ayudas sociales y nunca lo haría porque tiene su orgullo y antes preferiría morirse de hambre. Primeras declaraciones de un “emprendedor”, que es como lo trata el jefe de la empresa de distribución. Cuando habla este y le dice cómo va a ser su trabajo, vemos que el diálogo se está produciendo en la oficina de la empresa: las diferencias entre el trabajador contratado y el autónomo son subrayadas por el jefe: no hay contrato, no eres un contratado, pasas a formar parte del equipo de la empresa, eres un miembro más; no trabajas para nosotros sino con nosotros; no repartes para nosotros, sino que realizas servicios; no hay contrato como tal, hay objetivos de rendimiento; no hay sueldo sino tarifas; no tienes que fichar, tienes que estar disponible. La empresa te aporta la franquicia. El trabajador la flexibilidad. En realidad es una vuelta de tuerca del control laboral y la explotación que se revisten de libertad de emprendimiento. Y durante toda la película somos conscientes, con Ricky, de los abusos que derivan de tal cambio en las condiciones de trabajo. En paralelo: el trabajo en la cadena privada de cuidados, cuya dinámica es idéntica a la cadena de montaje, está también aquí mistificada por una palabra: atención a los dependientes, que oculta la idea de trabajo auto-explotado. Las diferencias entre el trabajador contratado y el autónomo son subrayadas en este caso por las propias palabras de Abby o por los hechos: no hay contrato, no eres una contratada, pasas a formar parte del equipo de la institución, eres un miembro más; no trabajas para nosotros sino con nosotros; no atiendes para nosotros, sino que realizas servicios de cuidados; no hay contrato como tal, hay objetivos de rendimiento; no hay sueldo sino número de visitas; no tienes que fichar, tienes que estar disponible. La flexibilidad siempre es la flexibilidad de su vida.

En ambos casos, “es decisión tuya” estar en esa empresa, en esa institución, o no. Como el ya clásico, se es libre para emprender otros caminos, Sorry, We Missed You no juega ni con las palabras ni con la fuerza de los hechos. Su estética cinematográfica se funda en la representación de la historia que quiere contar: conflictos reales, concretos, determinados. Ningún exceso retórico pero, al mismo tiempo, ningún falta expresiva. El conflicto del tiempo. La contradicción de una sociedad que dice valorar la familia mientras la destruye. Las condiciones reales de los falsos autónomos.

La película nos muestra a Ricky y Abby circulando por el delgado hielo de la vida actual: un terreno siempre frágil y un ambiente siempre amenazante. La fragilidad se muestra cuando seguimos a Ricky en su ruta: en cualquier momento puede fallar algo y dar al traste con los tiempos: atascos, multas, direcciones erróneas, gente que no recoge la mercancía, denuncias. La fragilidad se presenta cuando seguimos a Abby en sus visitas: en cualquier momento puede fallar algo y dar al traste con los tiempos: usuarios del servicio que se niegan a hacer lo acordado a su hora, contratiempos en la casa, peticiones de atención que sobrepasan los tiempos estipulados, reclamaciones por parte de la empresa para que atienda haciendo horas extras no pagadas. 

Y con la fragilidad, la amenaza: el tiempo que dedican al trabajo se lo restan a su familia. No hay más horas en el reloj. Los dos hijos, Seb y Liza Jane viven prácticamente solos hasta que llegan los padres por la noche. La preocupación por los hijos se realiza a través del móvil y cualquier desajuste encadena los conflictos. Seb ha trazado un espacio en el que salvarse con un grupo de grafiteros con los que realiza sus obras gráficas por la ciudad, pero hasta esta seguridad se desmorona porque su amiga, miembro del grupo, debe cambiar de ciudad atemorizada por el acoso de unas compañeras de clase, y el dinero con el que había comprado los espráis -salido de la venta de un buen abrigo que le habían regalado sus padres- se ha acabado y ahora tiene que robarlos. Liza Jane, ha trazado un espacio en el que salvarse convirtiéndose en la persona que equilibra las tensiones en la familia, sostiene la ilusión en la enseñanza, hace de cohesión entre padre e hijo cuando se producen las discusiones y los enfrentamientos, lleva a cabo las instrucciones de la madre, pero hasta esa seguridad se desmorona cuando la violencia se manifiesta en el padre y en el hijo y, entonces, ella se rinde.

Sorry, We Missed You se cierra con el mayor de los abusos que resume toda la película: Ricky, después de haber recibido una terrible paliza tras un asalto, estando por ello en condiciones penosas para poder trabajar, y contra las demandas y ruegos de Abby, Seb y Liza Jane, sale a las seis de la mañana para ir a distribuir paquetes. La cadena no se para ni por los cuerpos dañados ni por las vidas que daña el trabajo capitalista.

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