«Siento cómo me arden los ojos»: acoso en una empresa de limpieza

Entrevista realizada por Carlos Lubián Graña, colaborador de ABP


María lleva un año sufriendo cotidianamente el acoso de sus compañeras en su trabajo como limpiadora en un colegio públicoEl hostigamiento ha llegado hasta el límite de mezclarle sin su conocimiento productos de limpieza, provocándole una intoxicación. La empresa no ha querido tomar cartas en el asunto.

«Siento cómo me arden los ojos»: acoso en una empresa de limpieza
Imagen: Abusos Patronales

El siguiente relato ejemplifica las dificultades que experimentan las trabajadoras que sufren acoso laboral, especialmente si éste se da por parte de las propias compañeras de trabajo y, además, si quien lo sufre es una persona de nacionalidad extranjera.

La entrevista nos pone en la situación de una trabajadora que se vino a trabajar a nuestro país hace muchos años, en 2008, y que estuvo alternando diferentes trabajos en la agricultura, hostelería, como esteticista y, recientemente, como trabajadora de la limpieza en una empresa privada que presta servicios en un colegio público, contexto en el que tuvo lugar la situación que contamos a continuación.

María (nombre ficticio) estaba muy contenta porque había conseguido a través de los Servicios Sociales insertarse laboralmente en los servicios de limpieza en un colegio público de su zona, que, en la actualidad y como consecuencia de la pandemia, se veían necesitados de mejorar sustancialmente la desinfección de los espacios públicos. Pero la situación pronto tornó en pesadilla cuando, ya desde los primeros momentos “comenzó la guerra” especialmente con una de las compañeras que trabajaban con ella, situación que se volvió insostenible por el acoso laboral sufrido de manera continuada durante un año. 

Nuestra protagonista nos contó con detalles los obstáculos que esta trabajadora –de 18 años de antigüedad- le ponía y que impedían que pudiese desempeñar su labor correctamente. María nos comentó que esta trabajadora le escondía los baldes de agua y trapos, le quitaba las llaves de la taquilla donde tenía los productos o le manipulaba los productos para dificultar las labores de limpieza.

“Me cogían los baldes chiquititos para enjuagar los trapos, que yo los pongo en el carrito… yo tenía dos, pues se llevaron uno y me dejaron otro, y yo no dije nada, yo tenía uno parecido aquí en la casa y me lo llevé (…) pues se llevaron también el embudo… y llegaban y me ponían trapos viejos por los nuevos que yo tenía (…) Yo iba a coger productos en el almacén y estos no estaban… la fregona la encontraba clavada en la basura llena de tierra…” 

Por supuesto llegaban a esgrimir falsas acusaciones contra María en torno a que desperdiciaba los productos de limpieza o no realizaba las tareas correctamente, y otras tropelías. Los meses pasaron y con ellos los abusos también del resto de compañeras de trabajo, que se unieron al acoso. María decidió ponerlo en conocimiento de la encargada para que tomara cartas en el asunto, pero, para sorpresa e indignación de nuestra entrevistada, a esta no le sorprendió, ya que conocía de sobra a la trabajadora por su carácter polémico e intimidatorio, que dirigía especialmente a las nuevas trabajadoras que se iban incorporando a la empresa. La encargada le decía continuamente que pasara de todo y que hiciera caso omiso de todo lo que le estaba ocurriendo.

No solo ésta parecía conocer los problemas con las trabajadoras, sino que el propio profesorado del centro había emitido quejas anteriormente hacia el servicio de limpieza en torno a la falta de profesionalidad y dejación de funciones, ya que la limpieza del centro no estaría cumpliendo con los requisitos sanitarios mínimos, incluso antes de la pandemia. Nuestra protagonista buscó refugio en las maestras del centro, que parecían entenderla, pero que al mismo tiempo le decían que la situación era complicada porque, además, la empresa había cambiado recientemente de titularidad, pero no así las trabajadoras empleadas, que venían siendo las mismas de siempre.

Por lo tanto, la inacción fue la respuesta de la encargada, y los abusos fueron in crescendo, hasta que el límite se sobrepasó cuando nuestra entrevistada nos contó que recientemente notó que le habían manipulado los productos químicos de limpieza que utilizaba, mezclándolos con otros, lo que le provocó una intoxicación por inhalación y contacto.

“Cuando se cansaron de molestarme fue cuando comencé a ver el producto alterado. A mí me gusta mucho trabajar con el producto azul y cuando yo aplico el producto siento como una… Una que ha trabajado tanto en la limpieza lo sabe… siento así como que el vapor me sube, me arden los ojos, la cara, por todo, me picaban los brazos y yo me preguntaba que esto qué tiene… está revuelto con lejía o algo porque yo lo sé, yo sé cómo es la reacción con un producto puro, sin nada, bueno… y de un momento a otro ese producto me hacía reacción”

La empresa entonces tomó medidas como enviar un inspector para comprobar los productos, pero para cuando éste llegó, los productos ya habían sido cambiados. Fue a partir de este incidente cuando nuestra entrevistada tomó acciones al respecto: Primero acudió al médico, que le comunicó que este incidente sería un caso de accidente laboral –cuando menos- y que debería de comunicarlo a la mutua. Después decidió ir más allá y denunciarlo a la policía, para lo que llevó una muestra del producto manipulado para analizar, pero estos procedimientos, le dijeron, tardaban mucho tiempo en resolverse y le recomendaron iniciar procedimientos legales en el ámbito laboral. También acudió a los Servicios Sociales que, lejos de darle una solución acorde, le dijeron que intentarían buscarle otra cosa.

Lejos de remitir, el acoso siguió produciéndose hasta el momento en el que realizamos la entrevista. En este caso la entrevistada sufrió impedimentos a la hora de “fichar” en el puesto de trabajo a sus horas, derivado de extraños y coincidentes errores de red en el procedimiento informatizado, que María solucionó temporalmente conectándose a través de su móvil particular. Recientemente, aconsejada por diferentes personas, ha decidido poner el tema en manos de un sindicato, ya que todas las acciones anteriores han resultado estériles.  

La entrevistada nos confesó que al principio no entendía las razones de este acoso laboral por parte de esta trabajadora en particular y la connivencia del resto, pero que, tras casi un año en esta situación, algunas personas del centro le han contado que hay muchas personas esperando por este trabajo –algunas de ellas conocidas o familiares de las propias trabajadoras- que tras la pandemia se han quedado sin empleo. Esta situación podría haber alentado estas actitudes racistas y xenófobas hacia las trabajadoras migrantes que, una vez más, ven como sus derechos se vulneran no solo desde las patronales de las empresas, sino también desde una población española que considera que sus derechos estarían por delante de las trabajadoras extranjeras, especialmente en épocas de precariedad laboral.  

Entrevista realizada a una trabajadora de una empresa de limpieza. Por Carlos Lubián Graña, colaborador de ABP. Abril de 2021
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