El Hotel Luna de Granada es un buen ejemplo de los abusos que cotidianamente se producen en muchas empresas españolas. Uno de ellos es despedir a los trabajadores más antiguos mediante un ERE, con la excusa de pérdidas ficticias, para sustituirlos por trabajadores más baratos. Una estratagema que en este caso falló, porque no pudieron demostrar las pérdidas, pero que con la reciente reforma laboral ya no será problema: cualquier empresa podrá deshacerse de sus trabajadores para sustituirlos por mano de obra más dócil y barata. Pero esto es sólo un botón de muestra. Durante muchos años, la empresa ha falsificado las actas de elecciones sindicales que nunca se realizaron. Cuando por fin se convocaron elecciones en la empresa –obligada por el hecho de que el ERE tenía que negociarse con representantes “legales”-, amenazó con todos los medios a su alcance a los candidatos que no designaba a dedo.
El 1 de noviembre de 2011 el Hotel Luna de Granada cerró sus puertas por reformas en el edificio. Desde ese día los 33 trabajadores y trabajadoras de este hotel se encuentran en una situación agónica: la empresa está intentando deshacerse de ellos y mientras tanto están sin percibir sus nóminas.
En esta primera entrega relatamos estos abusos. En una segunda entrega, que publicaremos próximamente, completaremos el retrato de la gestión del hotel. La empresa ha falsificado firmas de trabajadores en bajas “voluntarias”, coaccionado a quienes se tomaban bajas por enfermedad, obligado a trabajar bajo amenaza de despido en los días de descanso. Y más: impago de los complementos de antigüedad o nocturnidad, jornadas de doce horas, no aplicación de las subidas salariales del convenio sectorial, contratación en categorías –y con salarios- inferiores a las efectivamente desempeñadas, coacciones para evitar que se asista a reuniones informativas de CCOO, despidos por asistir a esas reuniones, acoso a una trabajadora por estar embarazada y por pedir la reducción de jornada por maternidad, acosos por quejarse o por reivindicar derechos legales…
Este relato ha sido elaborado a partir de una entrevista grupal realizada a nueve trabajadores y trabajadoras del Hotel Luna. Para hacer más fidedigno el testimonio hemos reproducido fragmentos de la entrevista utilizando sus palabras textuales, las cuales están marcadas en letra cursiva. Al usar esta metodología se produce interacción entre los entrevistados dando lugar a diálogos entre ellos, diálogos que hemos querido respetar en las citas porque aportan más riqueza y validez al relato. Aclarar al lector que, en las citas textuales, cada intervención aparece señalada con un guión.
Una rentable empresa familiar.
El Hotel Luna de Granada pertenece a la cadena granadina Hoteles MA. Este holding pertenece a la familia de Luis Martín Martos: cada hotel es jurídicamente una sociedad distinta, pero la propiedad es de los distintos miembros de la familia. La sociedad que explota el Hotel Luna de Granada se llama Turismo Siglo XXI.
“La cadena MA es una cadena que se forma a principios de los 80. Es una empresa familiar, y más que familiar autoritaria. La familia comenzó con el Hotel Princesa Ana, que tiene en propiedad, a continuación alquila el Hotel San Gabriel, que está en la carretera de Murcia. A principios de los 90 alquilan el Hotel Luna de Granada. El propietario es la inmobiliaria Luna de Granada. A raíz de ahí, la empresa empieza a subir y a hacerse un hueco en Granada.”
Hasta octubre de 2011 contaba con ocho hoteles en Granada: Uno de 5 estrellas (Hotel M.A. Nazaries, Business & Spa); cuatro de 4 estrellas (Hotel M.A. Alhamar, Hotel M.A. Puerta de los Aljibes, Hotel M.A. Princesa Ana y Gran Hotel M.A. Luna de Granada) y tres de 3 estrellas (Hotel M.A. Luna Arabial, Hotel M.A. Abén Humeya, y Hotel M.A. San Gabriel).
“En los tres últimos años han adquirido dos hoteles; en octubre de 2010 abrieron el Puerta de los Aljibes y en noviembre de 2011, ¡hace dos meses! han subrogado la hipoteca del hotel Alamar, que vale 16 millones de euros; una empresa que refleja pérdidas no puede comprar un hotel.”
El Hotel Luna –que lo compone el Gran Hotel Luna de Granada y el Luna Arabial- no podía dar perdidas porque la ocupación fue alta hasta el último día.
Nóminas fraccionadas en tres pagos
A pesar de esa alta ocupación del hotel, desde hace un tiempo los trabajadores recibían las nóminas con irregularidades: retrasos; nóminas fraccionadas en tres pagos; y pago en negro –a los mandos- de una parte del sueldo que anteriormente recibían por nómina.
Primeras noticias del cierre del Hotel Luna
“El 24 de agosto de 2011 nos comunicaron que se hacían reformas en el hotel y que iba a haber, probablemente, una subrogación de empleo y un ERE temporal, de suspensión de contratos.”
El edificio debía ser rehabilitado, para lo que se cerraría temporalmente. La cadena MA comunica a los trabajadores que no seguiría arrendando el hotel, que pasaría a otras manos. También les dice que no van a ser reubicados en otros hoteles de la cadena, pero que sus contratos serían asumidos por los nuevos gestores del hotel Luna y que, mientras se realizan las obras, se presentaría un ERE de suspensión de contratos –no un ERE de extinción total-. Esta primera idea fue bien acogida por los trabajadores porque mantendrían sus empleos y, mientras se reincorporaban a la nueva empresa, podrían cobrar la prestación por desempleo. Sin embargo, todo quedó en palabras. El ERE temporal no se presentó porque la empresa Luna, propietaria del edificio, no quería hacerse cargo de trabajadores con antigüedad.
Un acuerdo para dejar el hotel “limpio de polvo y paja”
La empresa presenta un ERE de extinción total de contratos
A pesar de sus buenas palabras, la empresa presenta un ERE de extinción total de contratos. Los trabajadores se oponen, piden que se les reubique en otros hoteles de la cadena o que subroguen sus contratos a los nuevos gestores del hotel Luna.
“El Hotel Luna no lo han dejado porque tenga pérdidas, que es lo que presentan ellos. Presentaron el ERE a la Inspección de Trabajo y se lo han denegado.”
Para presentar el ERE, la empresa debía negociar con los representantes de los trabajadores. Como esto sucedió antes de la nueva reforma laboral, la ley establecía que si no se llega a acuerdo, la autoridad laboral sería la que estimase o desestimase la solicitud. La empresa necesitaba, por tanto, representantes sindicales “legales”…
Del sindicalismo fantasma a la represión antisindical
– “Yo he sido enlace sindical durante, creo, que dos años y pico sin saber que lo era. Hasta que un día me llamaron al despacho para que firmara una sanción a un compañero, yo creía que iba a firmarle como testigo porque era jefe de departamento y no, yo era enlace sindical y yo no sabía que era enlace sindical, ni idea. Yo no he firmado ningún acta ni hubo ninguna elección de ningún tipo. Entonces asistí a varias reuniones ya como enlace sindical, entre ellas cuando se nos propuso, a los enlaces que puso la empresa asignados sin saber que éramos tal, el descuelgue de convenio, que obviamente no firmamos. Entonces, a partir de ahí, de esa historia tampoco me he enterado cuando he dejado de serlo.”
Estas citas lo dejan bien claro: la empresa durante muchos años ha designado a dedo a los “representantes sindicales” –muchas veces sin que los “representantes” lo supieran- y falsificado las actas del proceso electoral. Para presentar el ERE la empresa necesita representantes dentro de la legalidad. Por ello decide realizar, por primera vez, elecciones sindicales “democráticas” –pero no demasiado-. Para asegurarse el control de la negociación la empresa pretende controlar el proceso electoral designando ella misma a los candidatos. Con lo que no contaban es con que algunos de esos “candidatos” no quisieron prestarse al juego, ni con que se presentaran candidatos por CCOO.
“Nos da asco haber tenido una plantilla como vosotros”
Comienzan las reuniones y el talante autoritario, a base de amenazas e insultos, prosigue; incluso en las propias reuniones con la Delegación de Empleo. También se jactan de tener contactos en las altas esferas granadinas.
El ERE es denegado.
Con este talante, las negociaciones con los representantes de los trabajadores no desembocaron en ningún acuerdo. La Delegación de Empleo tenía que decidir, y denegó el ERE al no encontrar las pérdidas económicas que la empresa aducía. Quedaba claro que el ERE no se debía a una necesidad de la empresa, sino a una estrategia empresarial para deshacerse de trabajadores costosos.
Los trabajadores solicitaban que se les reubicara en uno de los otros seis hoteles que la empresa dirige. Pero la empresa sólo propuso la reubicación a cuatro miembros de la plantilla y en unas condiciones tales que perdían todos los derechos adquiridos por antigüedad.
Tras la denegación del ERE la empresa ha presentando un Concurso de Acreedores que está aún en trámite. Los trabajadores interpusieron una demanda y están a la espera del juicio que se celebrará el 8 de marzo.